Rodrigo Bueno nació y creció en una casa de clase media donde la música y especialmente el cuarteto tenía un lugar protagónico.
Su padre Eduardo "Pichín" Bueno, era un referente de la industria discográfica desde la década del sesenta. Fue difusor de lo que era CBS en ese momento. Era unos de los principales distribuidores de la música en Córdoba.
La vida cotidiana de la familia Bueno giraba alrededor de la música. Los viajes y negocios del padre de Rodrigo en Buenos Aires eran constantes. En el imaginario de Rodrigo se empezó a construir la imagen de un padre ausente y victorioso en la gran ciudad de Buenos Aires.
Cuando Rodrigo empezó a cantar con el grupo "Manto Negro", fueron años de pérdida ecónomica para su padre, lo cuál lo impulsó a grabar dos discos como solistas, poniendo en garantía los contactos personales que había desarrollado en el negocio de la música.
Pichín Bueno fue el encargado de conseguirle a su hijo Rodrigo los arregladores para cada disco y armar las bandas. Los ensayos eran en su garaje, dónde le armó un mini estudio para grabar los demos. También se dedicaba a armar las giras, pagar a los músicos y agotar todos sus recursos en el circuito cordobés.
Eduardo Bueno vivió con Rodrigo todo el proceso desgastante del Potro como artista y toda su etapa previa cuando se hacía llamar el bebote. También compartió con Rodrigo giras interminables sin ganancias, una convivencia familiar desgastante y una época donde los éxitosse median con cuentagotas. En todo ese período hizo de guía artístico, padre severo y productor a tiempo completo.
El 25 de Julio de 1994, a los 47 años murió de un paro cardiorrespiratorio, en la puerta del boliche "Joya de Fiorito", donde Rodrigo tocaba esa noche.
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